Teniendo ese huerto y arenero tan cerca no lo podíamos desperdiciar y les hemos sacado un gran partido en este proyecto de la naturaleza.
Hemos cuidado nuestro huerto con mucho amor, lo hemos regado y con la ayuda del Sol hemos podido recoger algo de cosecha. Aquí uno de los días grandes, la recogida de nuestras minis zanahorias.
En nuestro arenero pudimos ver de cerca variados insectos pero si algo triunfó fueron sin duda los caracoles y caracolas.
También nos aventuramos en cuidar nuestros gusanos de seda, pero entre nosotros, creo que recibieron tal cantidad de caricias y estrés, que no conseguimos que ninguno d ellos llegase a hacer capullo y se convirtiera en mariposa. Al menos aprendimos el proceso de estos interesante y suaves seres.
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